lunes, 9 de mayo de 2016

El hombre sediento


Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed. 
Casi sin darse cuenta llegó a una cabaña vieja, desmoronada, sin 
ventanas ni techos. El pobre hombre se encontró con una pequeña 
sombra donde acomodarse para huir del calor y el sol del desierto. 
Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada, 
se arrastró hacia allí, tomó de la manivela y comenzó a 
bombear, a bombear y a bombear sin parar… pero nada sucedía!!!. 
Desilusionado, cayó postrado hacia atrás, notó que a su lado había 
una botella vieja, la miró, la limpió de todo el polvo que la 
rodeaba y pudo leer un recado que decía: "Usted necesita primero pre- 
cargar la bomba con toda el agua que contiene esta botella mi amigo, 
después, por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes 
de marcharse". 
El hombre desenrosco la tapa de la botella, y en realidad, ahí 
estaba el agua. ¡La botella estaba llena de agua!. De repente, él se 
vio en un dilema… si bebiese aquella agua, él podría sobrevivir, 
pero si la vertía en esa bomba vieja y oxidada, tal vez obtendría 
agua fresca, bien fria, del fondo del pozo, y podría tomar toda el 
agua que él quisiese, o tal vez no; tal vez la bomba no funcionaría 
y el agua de la botella sería desperdiciada. ¡Podría morirse de sed!. 
¿Qué debería hacer?… ¿Derramar el agua en la bomba y esperar a que 
saliese agua fresca?, o ¿beber el agua vieja de la botella e ignorar 
el mensaje que le había dejado un desconocido?. ¿Debería perder toda 
aquella agua en la esperanza de aquellas instrucciones aparentemente 
poco confiables, escritas no se sabe cuánto tiempo atrás?. 
Con grandes dudas, el hombre derramó toda el agua en la bomba, 
enseguida agarró la manivela y comenzó a bombear, y la bomba empezó 
a rechinar y rechinar sin parar pero… ¡nada pasaba!. La bomba 
continuaba con 
sus ruidos y entonces surgió un hilo de agua, después un pequeño 
flujo y finalmente, el agua corrió con abundancia, ¡agua fresca y 
cristalina!. 
El hombre llenó la botella y bebió ansiosamente, la llenó otra vez y 
tomó aun más de su contenido refrescante. Enseguida, la llenó de 
nuevo para el proximo viajante, la llenó hasta la boca, tomó la 
pequeña nota y aumentó la frase: 
"¡Créame que funciona, usted tiene que dar toda el agua antes de 
obtenerla nuevamente!".


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