Psicológicamente hablando, cualquier ser humano es la humanidad entera. No sólo la representa sino que es la totalidad de la especie humana; en esencia es la totalidad de la psiquis de la humanidad. Con esta realidad, las diferentes culturas nos han impuesto la ilusión de que cada ser humano es diferente.
Durante siglos, la humanidad ha quedado atrapada es esa ilusión y ha hecho de esa ilusión una realidad. Si uno observa con detenimiento la totalidad de su propia estructura psicológica, descubrirá que uno sufre de igual modo que sufre la humanidad en diferentes niveles. Si uno se siente solo, toda la humanidad conoce esa soledad; conoce la agonía, los celos, la envidia, el miedo, todo esto. Así que psicológicamente, internamente, uno es como cualquier otro ser humano. Puede haber ciertas diferencias físicas, biológicas, ser más alto o más bajo, etc., pero básicamente uno representa a toda la humanidad. De modo que uno es el mundo, uno es responsable de toda la humanidad, no de sí mismo como ser humano separado, lo cual es una ilusión psicológica…
Si uno capta el pleno significado del hecho de que psicológicamente uno es el mundo, entonces la responsabilidad se convierte en inmenso amor.
Jiddu Krishnamurti, "Aprender es vivir"
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