domingo, 7 de febrero de 2016

Cómo introducir la Meditación en la vida de tus niños



¿Te gustaría disfrutar de una sesión de Mindfulness con tus niños pero crees que no dispones del material ni conocimientos necesarios para practicarla? Bien, no te preocupes, hoy te enseñaré cómo introducir esta rutina en la vida de tus pequeños para que comiencen cuanto antes a disfrutar de sus beneficios.
Empezaremos por algo muy sencillo, pero te aseguro que lo que aprenderás hoy, es la llave maestra del autoconocimiento, la meditación y la educación emocional. En el artículo de la semana pasada,Iván Trujillo ya trató el tema de la respiración diafragmática y te mostró unos sencillos ejercicios de Qigong para realizar en tu domicilio con tu hijo. Hoy seré yo la que te muestre otra actividad para introducir la Educación Emocional en tu hogar, en este caso se trata de un ejercicio de relajación o Mindfulness.

¿Qué es la respiración diafragmática y qué beneficios tiene?

Te lo explicaré de una forma rápida y sencilla: La respiración abdominal o diafragmática, es aquella en la que se produce una inhalación lenta y profunda de aire que expande el diafragma y lleva el aire hasta el fondo de los pulmones, obligando al abdomen a levantarse a medida que los pulmones se llenan de aire.
Este simple ejercicio conduce a una persona en un estado mental alterado, en el que predomina el instinto de lucha o fuga y de alerta máxima, a un estado de calma en el que la frecuencia cardiaca es más lenta, la presión arterial disminuye, aumenta la provisión de oxígeno al cerebro y estimula el sistema nervioso parasimpático, promoviendo un estado de calma.

¿Por qué enseñar meditación a los niños?

Dice el Dalai Lama, que si le enseñáramos meditación a cada niño, eliminaríamos la violencia en una sola generación. Sólo por esta razón merecería la pena intentarlo. Pero, ¿por qué es tan potente la meditación? Aquí tienes 15 razones que te convencerán, en caso de duda:
1. Será más responsable de sus emociones, de su vida y de su felicidad.
2. Se querrá más a sí mismo.
3. Se podrá concentrar mejor al ser capaz de enfocar su atención hacia lo que desea.
4. Tendrá menos ansiedad y menos estrés.
5. Dormirá mejor.
6. Será menos impulsivo.
7. Tendrá más autoestima, y más seguridad y confianza en sí mismo.
8. Mejorará su rendimiento académico.
9. Mejorará la gestión de sus emociones.
10. Mejorará sus relaciones sociales. Mostrará más empatía y gratitud.
11. Mejorará su sistema inmunológico.
12. Será menos violento.
13. Será más capaz de enfrentarse a las frustraciones y a las dificultades, ya que desarrollará más capacidad de aceptación de lo que ocurre.
14. Será feliz.
15.  Sentará las bases de una madurez más sólida.

¿Cómo empezar? Actividad completa:

Ahora queda lo más importante: Ponerse manos a la obra. Aquí tienes el paso a paso de cómo realizar una sencilla actividad con tu hijo, sin necesidad de más material que tu voz. Te recomiendo llevarla a cabo al final del día, después del baño, por ejemplo. Es fundamental que seas constante, te aseguro que notarás los beneficios muy rápido.
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1. Encuentra una posición cómoda para tu pequeño; de ser posible, recostado sobre una superficie plana y cómoda.
2. Dile que coloque sobre el vientre sus manos entralazadas o un objeto ligero, como un peluche o un cojín. Las manos o el objeto deben subir a medida que inhala el aire y deben bajar mientras exhala el aire lentamente durante un periodo de varios segundos.
3. Indícale que inhale por la nariz y exhale por la boca. Que los hombros y el cuello se relajen con el movimiento del abdomen. Repite esto de 15 a 20 veces.
4. Si no es capaz de mantener la mente en silencio, algo totalmente habitual, sobre todo en las primeras sesiones, sugiérele añadir mentalmente una frase a la respiración: “Estoy”, mientras inhala; “relajado”, cuando exhala. Asimismo, puede contar lentamente hasta cuatro en cada inhalación*.
* Añadir visualización dirigida o frases por lo general ayuda a que la respiración profunda sea más eficaz: “inhala todo lo bueno y exhala todo lo malo” o “exhala el dolor”. Es posible que algunos niños respondan mejor a la visualización dirigida que evoca escenas, olores y sonidos conocidos o lugares favoritos, más que al movimiento.
La respiración profunda también puede formar parte de la rutina para acostarse porque promueve la calma y la relajación. Este tipo de práctica diaria permite aplicar con más facilidad la respiración profunda frente a otras situaciones que surgen.
Además, puede ayudar a aliviar los dolores de cabeza o estómago frecuentes. La respiración profunda también puede facilitar la transición a nuevos lugares o circunstancias, y ser parte del tiempo de aislamiento que el niño (o tú) necesitan para reflexionar a solas , a medida que el pequeño aprende a gestionar las emociones fuertes. Si deseas aprender otra técnica de relajación para niños paso a paso, aquí la tienes. Elige y practica la que mejor funcione contigo y tu hijo, mientras disfrutas de más calma en el cuerpo, la mente y el espíritu.

Bibliografía recomendada:

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