Soy una persona altamente sensible. Puedo captar emociones, olores, energías que ni yo misma soy capaz de describir. A veces mis experiencias emocionales y sensitivas me desbordan y no consigo comprenderlas.
Me han dicho muchas veces eso de “no te compliques tanto la vida”. De hecho, lo he oído tantas veces que creí que tenía un problema. He pensado que exageraba, que vivía diferente, que lo estaba haciendo difícil y que si sufría era porque yo me lo había buscado. Ha sido difícil no tener a nadie con quien compartir mis experiencias, he sentido mucha vergüenza y me sentido atrapada por la necesidad de fingir.
Nuestra piel es la barrera que separa nuestro interior del exterior, es nuestra capa de protección. Sin embargo, los PAS tenemos la piel muy porosa, nuestra barrera es muy fina, lo cual permite penetrar fácilmente en nuestro interior a las energías externas.
¿Sabes? La hipersensibilidad es un caldo de cultivo para muchas enfermedades. No siempre logramos desbloquearnos ni deshacer nuestras sensaciones. Cuando no lo hacemos comenzamos a tener problemas físicos, tales como problemas de piel o digestivos. Ese es el punto débil de nuestro cuerpo.
Además, por ejemplo, puedo sufrir depresión si no canalizo bien mis emociones, pues el hecho de no comprenderme implica que no me acepte y no sepa quererme. Y, en este mundo, no es nada fácil que la gente como yo se reconozca. De todas formas, desde que sé que soy PAS, desde que sé que no estoy enferma, he conseguido sentirme mejor y a relajarme.
No me asusto de ello, pero tengo que crearme una coraza porque de otro modo no podría sobrevivir. Date cuenta que no nos enseñan a ser sensibles, que de hecho nos educan para tapar nuestra sensibilidad.
Por eso, hay veces que tengo que esconderme o buscar la soledad para sentir, para sentirme y para saber que no me he ido, que sigo siendo yo en un mundo que no me entiende.
Mi cerebro y mi sistema nervioso están conectados de tal manera que tengo una mayor sintonía emocional conmigo misma, con los demás y con el mundo. Cuando me cuentas que sufres, yo sufro intensamente. Cuando me cuentas lo alegres que estás, siento la euforia contenida.
No solo soy excepcionalmente emocional, no solo es eso lo que me caracteriza. Soy altamente sensible en muchos aspectos, a veces los ruidos o los olores me resultan demasiado intensos, soy capaz de sentir la energía que flota en el ambiente y que a veces pasa desapercibida para el resto de la gente.
Hay una falsa creencia en torno a las personas altamente sensibles que me gustaría comentarte; dicen que somos neuróticas, tristes e introvertidas pero esto es falso. Lo cierto es que esto no sucede así siempre y no es una condición indispensable.
Un PAS no es una persona con problemas, es una persona diferente, que siente y piensa intensamente y que, eso puede hacer que la depresión o la ansiedad la atrapen entre sus garras.
Las personas como yo somos hábiles poniéndonos máscaras. Lo hacemos porque no nos queda otra, porque es muy difícil organizar nuestros pensamientos y nuestros sentimientos en un mundo que no está montado para nosotros.
Mucha gente me define como una persona alegre, pizpireta y sonriente. Sin embargo, mi mundo interior, la realidad que yo vivo, es muy diferente. A veces también me ahogo. Simplemente, mi entorno muchas veces me abruma y mi ánimo se viene abajo.
Todos necesitamos sentirnos queridos, cuidados y merecedores de amor. Todos necesitamos saber que podemos confiar en el mundo y que tenemos un hueco en él.Para mí es tan importante sentir como comer y lo reconozco.
Luego están las expectativas, lo que los demás esperan de ti, lo que tú esperas de los demás y lo que tú crees que puedes dar. Puedes estar al 150% con una persona, comprendiéndola y sintiéndola, puedes abrumarte o no, pero estás ahí y no te vas.
Cuando esto te ocurre esperas, de alguna forma, ser correspondido, conectar, establecer una sintonía que os conduzca por el camino de la comprensión pero no lo obtienes. Esto es frustrante y descorazonador.
A veces, cuando capto un pensamiento y una emoción y los demás se sorprenden, me siento un poco vidente y, ¿por qué no decirlo?, un poco discriminada también. Sentir que los demás o te comprenden o no aceptan tus emociones es algo muy duro. En este mundo hay mucha falta de empatía.
Yo, ante las adversidades, me he sentido pequeña, débil y vulnerable. Pero ahora que sé que soy PAS quiero reclamar mi sitio, me toca trabajarme y mejorarme.
Hay veces que pienso que no puedo soportar la angustia que me genera sentir así. He sufrido más que disfrutado. Pero me he dado cuenta de que es un privilegio, he decidido que más que una extraña en mi cuerpo debo sentirme feliz. En mi debilidad me fortalezco.
Dicen que los PAS somos seres de PAZ, que queremos vivir tranquilos y que creemos en la gente buena. Hoy puedo sentirme orgullosa de este don. Yo soy PAS y quizás tú también lo eres. No tengas miedo de cambiar, busca la ocupación que te llene, cambia de trabajo si es necesario.
Esta es mi realidad y puede ser la tuya. Si te sientes desplazado, un “bicho raro”, pequeño en un mundo enorme quizás este es el mensaje que necesitabas para empezar a valorarte de verdad. No podemos cambiar nuestro pasado, pero siempre es posible escribir un nuevo final.
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